Economía circular

Toño Fraguas acaba de publicar ¿Existe la felicidad? (Random House Mondadori, Barcelona, 2015). El título no puede ser más explícito. Y las letras que lo justifican en su interior se antojan jugosas y edificantes. Habla Toño de los viajes. De los viajes sin billete de vuelta. El resto de viajes son turísticos (y está genial) pero no son los que nos ocupan en este momento. Un viaje puede ser una escapatoria. O una búsqueda. Como Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592), el más clásico de los modernos y el más moderno de los clásicos (eso dicen). A quienes le preguntaban la razón de sus viajes les contestaba: "Sé bien de lo que huyo, pero ignoro lo que busco". Es fácil intentar dejar atrás la desgracia, pero no lo es tanto hallar la dicha. En muchos casos porque esta es difícil de definir.
La economía mundial salió de la crisis de las "punto com" (empresas tecnológicas sin plan de viabilidad alguno cuyo único atractivo era el potencial de usuarios, nunca de clientes) en 2000 construyendo, financiando y vendiendo pisos. La riqueza ficticia que atesoraban inmuebles de todo pelaje (daba igual que estuvieran en municipios despoblados o a tropecientos kilómetros de la playa, en barrios marginales o en artificiales desvíos de cauces de río. Todo se vendía. Todo se compraba) se evaporó en 2008. La quiebra de Lehman Brothers mostró las vergüenzas de los gerifaltes del orden mundial y el sueño de miles y miles de ahorradores se transformó en pesadilla. Inertes quedaron infinitas moles de hormigón que daban forma no solo a edificios de viviendas y oficinas, también de centros culturales, aeropuertos, torres que parecían querer tocar el cielo o interculturales pabellones puente, plenos de modernidad.
La solución al desarrollo mundial no es la vuelta a una construcción insostenible, despilfarradora y contaminante. La solución es la implantación del concepto de economía circular que equilibre los aspectos ambientales con los económicos. La estrategia Europa 2020 no quiere crecimiento a cualquier precio. Quiere crecimiento (desarrollo) eficaz, eficiente, inteligente, sostenible e integrador.
Los impactos medioambientales del desarrollo urbanístico deben considerarse a lo largo de la totalidad de su ciclo de vida e integrarse desde su concepción. La ecología industrial y territorial establece un modo de organización industrial en un mismo territorio caracterizado por una gestión optimizada de los stocks y de los flujos de materiales, energía y servicios. La economía circular es funcional y prioriza el uso frente a la posesión. Además, reintroduce en el circuito económico aquellos edificios que ya no se corresponden a las necesidades iniciales de los usuarios.
Toño Fraguas recoge otros ejemplos de pensadores libertarios y ecologistas como Diógenes de Sínope (412 a.c.-323 a.c) o Henry David Thoreau (1817-1862). Ellos también huyeron. Pero sabían de qué huían y que esperaban encontrar.
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